Por: Nar Saúl Ramírez
Sin lugar a dudas los analíticos del poder y de sus límites han influido enormemente en la historia de la civilización humana, porque se vuelven faro que ilumina el despotismo. Ejemplo de ellos han sido Aristóteles, Maquiavelo, Lutero, Weber, Sartori y Foucault por mencionar algunos. Todos ellos con un lugar en la línea del tiempo del pensamiento político universal.
Los conceptos que ellos aportan al lenguaje político trascienden al pensamiento político porque fenómenos sociales que no tenían nombre gracias a ellos ya tienen nombre y apellido. El homo Videns de Sartori, los saberes sometidos de Foucault o el político carismático de Weber, son aportes claros al pensamiento humano.
En México también nos podemos jactar de tener personajes que constituyen cuando menos, el pensamiento político mexicano desde el ámbito político o académico; ellos son los analistas de la historia del poder en nuestro país. Entre ellos Arnaldo Córdova, Jorge Carpizo McGregor, Daniel Cossío Villegas, Diego Valadés, Enrique Krauze, Gabriel Zaid, Octavio Paz, José Francisco Ruiz Massieu, don Jesús Reyes Heroles, Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas.
Ahora quiero poner de relieve solo a dos de ellos, la de los distinguidos profesores Carpizo McGregor y Cossío Villegas. Porque el entrelace de sus teorías se vuelve “todo un tema de tesis” al extrapolarlo a nuestra actualidad.
La relación que guarda la teoría del doctor Carpizo McGregor con la teoría del maestro Cossío Villegas es muy amplia. Ambos aportan conceptos fundamentales para la comprensión del sistema político mexicano que transciende sexenios, partidos y presidentes.
El primero, en su obra El presidencialismo mexicano abunda y conceptualiza a las facultades metaconstitucionales del presidente de la república las cuales le son otorgadas por el sistema y no por la constitución. De ahí el nombre, porque van más allá de la constitución.
Por ejemplo, una de estas facultades metaconstitucionales que menciona, es el control sobre los gobernadores, un hecho que de 1930 a 1990 es total, del 2000 a 2012 se debilitó debido a que el presidente y la mayoría de los gobernadores eran de partidos distintos; y que durante 2012-2018 se recupera a través de pactos políticos que permitieron tener un mayor margen de maniobra a pesar del contraste cromático en el mapa político.
Ahora esa facultad mutó, y con el lanzamiento de las secretarías de estados a las entidades, sumado al poder acumulado de los super delegados federales rediseña el status quo en donde los gobernadores de oposición se verán muy mermados en su capacidad de maniobra política de cara a 2024.
El segundo, en su obra El estilo personal de gobernar, hace énfasis en como la personalidad y rasgos psicológicos del mandatario en turno trastocan al sistema político, a la sociedad mexicana y por supuesto, a las facultades metaconstitucionales del presidente.
Pongamos de ejemplo la facultad metaconstitucional de la sucesión presidencial, la cual dicta que el presidente en turno, en caso de ser jefe del partido predominante tiene una injerencia definitiva en su sucesor. El propio Cossío Villegas analiza este hecho, y por supuesto es muy importante para la opinión pública.
¿Cuáles son los rasgos que harán que el presidente en turno se decante por tal o cual persona para sucederlo? Por supuesto en la actualidad, al cumplirse la norma de ser el presidente el jefe del partido predominante es muy probable que se cumpla este escenario.
Ahora bien, en mi perspectiva y prospectiva me parece fundamental constitucionalizar esas facultades que el sistema le otorga a los presidentes para poder realmente limitar su poder, si algo no está en la ley, sigue estando fuera…
REFERENCIAS
Carpizo, Jorge. Veintidós años de presidencialismo mexicano: 1978-2000. Una recapitulación. Boletín Mexicano de Derecho Comparado, vol. XXXIV, núm. 100, enero- abril, 2001. UNAM. Ciudad de México.
Cossío Villegas, Daniel. El estilo personal de gobernar. Cuadernos de Joaquín Mortiz; 29. 1974. Ciudad de México.
Cossío Villegas, Daniel. La sucesión presidencial. Cuadernos de Joaquín Mortiz; 36. 1975 Ciudad de México.
* Foto propiedad del INAH

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